El Circo en Llamas
18 O: A PROPÓSITO DE PRIMAVERA Y DEMOLICIÓN
17 poemas del libro Primavera y demolición de Sebastián Diez Cáceres.
Por Sebastián Diez Cáceres
Selección de Sergio Muñoz

Hoy se conmemoran dos años desde el estallido de octubre del diecinueve y quisiera parar la patineta del panfletismo. señalar lo que ha sido personalmente todo este proceso, que para mí se inició mucho antes, con el suicidio de mi hermano y mi separación; de alguna manera antecedentes de lo que vendría: la melancolía adolescente y la caducidad de la familia, antesala de una extensa demolición de instituciones y patrones. ya el 18 de oct del 19, cuando tuve que cerrar la librería más temprano, y de cara a ese éxodo involuntario de trabajadores caminando en muchas direcciones, a sus guaridas, mimetizándose con la protesta evidente, me hicieron pensar que la política tradicional jamás le dio la mano a la conciencia popular, y que esa era la rareza, la batería que me empapaba de ánimo y garbo para entender que todo lo que ocurría era un verdadero movimiento social, de masas, sin cabecillas ni operadores. me puse en la tarea de reportear todo esto, de la única manera que conocía, escribiendo poesía. los hechos iban mucho más aprisa que la sinapsis y la letra. el libro que escribí en aquel tiempo, con toda la histeria, guerreando con el lápiz, aún no lo comprendo; sospecho que aún no hay cierre, y sin cierre no es posible hacer perspectiva. no tienes aún la posibilidad de subirte a la silla alta del referí o a la atalaya, para mirar con detenimiento y sosiego lo ocurrido. no sé si muchos de ustedes tienen aún esa sensación. de algo no acabado. la convención no ha sido un puerto, sino un zarpar a mar abierto. las elecciones presidenciales son un chiste, eso más o menos ya viene siendo desde los 90. no es algo que me preocupe. de todas maneras ya dispuse mi cuerpo para que la historia lo apalee. tengo cicatrices, marcas de guerra. gente que conocí y que se alejó en estos dos años. gente aparecida que vino a cobrarme afecto como se cobra un cheque sodexo en el patio de comidas, vampiros rubiecitos y de talle. también gente hermosa que aún me acompaña sin condiciones, con el corazón en bandolera, dispuesta a ser acariciadas y a contener, dando las energías necesarias para frontear lo que se venga. nodrizas y masajistas. gente que se cuida, y que cuida a quien cuida. no de quien se llena la boca hablando del proletariado siendo incapaces de lavar la loza. ya es hora, pienso, que la conciencia popular se encarne, que se quemen las caretas en las barricadas. que se sepulte tanto el arribismo como el abajismo. que desinstalemos ese pinochet interno que nos colma de violencia irracional, como también el guzmán interior, que nos exige pureza y nos inunda de culpa. despinochetizarse y desguzmanizarse a la vez. que aparezca la sangre y no el frac.. a diferencia del año pasado, esta conmemoración será sin toque. habrá libertad de movimiento nocturno. espero que el tiempo extraño de la pandemia nos haya hecho reflexionar. que salir ahora a la calle a protestar tenga otro tono, menos melancólico, de acordes mayores, que enaltezca lo que somos y lo que queremos ser. boicotear la prueba de la blancura. dejar el gimoteo. convertir la depre en histeria. y generar hechos, no identidades. afinidades, no cercos.
PRIMAVERA Y DEMOLICIÓN
Poesía para agitadores (Selección)
Sebastián Diez Cáceres
PREFACIO
En este imperio de la imagen, el poder comienza su mutilación por los ojos. Una pandemia mundial nos encierra en la pantalla. Un ministro de salud confiesa en un matinal no tener conciencia de la magnitud de la pobreza y hacinamiento de la mayoría de la población. El presidente agradece. Las izquierdas se confunden en las derechas. Las derechas se alinean. Las izquierdas se dividen, como si la mitosis fuese la única estrategia de sobrevivencia. La revuelta se vuelve un nuevo punto de referencia en los discursos. Antes y después del 18 de octubre. Ya no solo la derrota del 11. Ya no solo esa primera junta nacional de gobierno de un 18 de septiembre. Ya no solo ese relato de hombres blancos que fundan y salvan la república en un día al que llaman independencia.
Santiago cambió de piel. El fin de la belle epoque hipster y la gentrificación se anuncia mediante registros visuales otros: denuncias, afiches, consignas, poemas de Pepe Cuevas, Elvira Hernández y Stella Díaz Varín. Las actas se envían por grupos de wasap. Los memes convocan a las marchas como cada viernes. Para las feministas, el pañuelo verde -aborto libre, seguro y gratuito- se vuelve nuestra señal de reconocimiento, y en medio de la protesta, miles buscamos la forma de narrar el dolor desde cual se multiplica esta necesidad de exigir democracia en la calle, en la casa y en la cama.
Así las cosas, ¿qué escribir después de la revuelta de octubre? se hace una pregunta recurrente entre los cabildos, asambleas territoriales y talleres que se organizan dando lugar al grito común por una asamblea constituyente. Primavera y demolición nos trae la importancia del rito y la solemnidad de escribir en la revuelta, desde la revuelta, y no después: con ese ánimo reposado de quien se sabe con una vida por delante. Esta poética se construye -como señala Nelly Richard en un texto sobre la Operación Vuelo de Justicia- desde el valor mitológico de la ruptura que redefine, inauguralmente, el nexo entre pasado y futuro. Tuerce la palabra de la narrativa transicional, que logró dilatar sus plazos gracias a un régimen intermedio de signos que se desligan de toda urgencia histórica, de todo vigor pasional. Ese lenguaje resignado de lo calculable se pone en tensión. La revuelta toma su erótica en el festejo, y vivir con la muerte y la cárcel rondando dejan de ser parte del relato de una memoria visual fija. Se rebela a las figuras excepcionales, al estereotipo moral del hombre nuevo, al imperativo de la razón, a la caricatura militante, a la distancia entre lo personal y lo político, entre cabeza y cuerpo. La poesía no “está al servicio de”, sino que es historia social.
Para quienes heredamos esa mala costumbre de la nostalgia, como un modo de ser justxs o injustxs. Para quienes vivimos con las mismas dudas setenteras. Para quienes por o pese a todo ello, pensamos en un motor otro de la historia, desanclado del parricidio como sinónimo de progreso. Para quienes desde estos pueblos cíclopes, aún nos preguntamos por el olor y el gusto de la revolución, aunque todo esto suene muy pasado a película: léase Primavera y demolición con la urgencia de una lectura de periodo, un análisis de la situación política de ese momento que signaron como “estallido”. Que la alteración de la palabra nos desacostumbre al sobrevuelo de los helicópteros, para volver a pensar que un gran escape es posible. Que el peso de los treinta pesos y los treinta años que ya son más de quinientos, no termine en ese museo de rostros sin nombre, que nos presentaron como “memoria”.
Sofía Esther Brito
Santiago, 2021
18/10
el otro día en taller la idea era escribir un poema sobre helicópteros. Yo escribí uno sobre palma salamanca, pero en realidad era un tinglado porque el helicóptero pasaba a quinto plano, la escena era muy cristiana: la bienvenida del salvador, un domingo de ramos. La del héroe (y no santo y no genio) que desciende de esa canasta de rescate y lleva "mirra y ungüentos para la muchachada". Como la tía que te trae dulces del sur, o cualquier otro tipo de diamante azucarado, el negro palma nos trajo regocijo. La venganza es dulce.
hoy los helicópteros sobrevuelan nuestros techos y no dejan dormir
pesadillas y helicópteros
22/10
Hace cuatro días se inició la revuelta. Multitudes de escolares invadiendo las estaciones. Se reunían en los alrededores y dada cierta señal acudían en masa, como locomotoras, a penetrar las catacumbas del metro. Allá abajo, los guardias de seguridad se rendían ante tamaña proeza de la ciencia política. Una multitud de adolescentes desobedeciendo la ley, estampidas que arrasaban con toda membrana que distinguía el costo de un lado y otro. Saltos olímpicos de gacela sobre los torniquetes. Los escolares dieron el ritmo, el de la evasión. La membrana. Una profanación de una sutileza terrible. De las entrañas de nuestras ciudades surgió la lozanía del movimiento, su cara más audaz. Luego fue cosa de congregar a la gente en las calles. El mismo Metro, al cerrar sus puertas, lo logró. En hora punta, la gente que no pudo circular allá abajo (pensemos en un infarto, la arteria que se bloquea) sale en busca de otras opciones, que a su vez por la demanda así mismo infartan. Quedó la gente de a pie. Improvisaron una marcha. Santiago era un éxodo. Esa misma noche declararon estado de excepción. Y al día siguiente soltaron a los milicos de sus cuarteles. Los perros, a base de doko espolvoreado con cocaína, salían a hacer de las suyas. La perversión militar no es un defecto solucionable, sino que es parte del alma de la milicia. Es inherente. Es el cuarto día y mañana voy a Plaza Italia1. Qué extraño que sea Italia, o tal vez no tanto. Sin ir más lejos, los carabineros son de origen italiano. La policía que Ibañez del Campo importó directamente de la Italia post fascista de Mussolini: los Carabinieri. Quizás allí haya una analogía. Como lo es la analogía que nos convoca, la del rizoma, la raíz que brota, lo que nace en el subterráneo, en el metro.
LO QUE VI
para Alejandra Del Río
Vi torsos desnudos luciendo el impacto de los perdigones
Vi a un chico tapando de espaldas a una chica que orinaba
Vi una farmacia clausurada que ardía desde dentro
Vi perros deambulando entre el tumulto, gatos en la copa de
[los árboles
Vi pancartas en blanco en protesta contra el Lenguaje
Vi a la garra blanca tomándose plaza italia como si fuera la
[Bastilla
Vi en los techos de los paraderos gente besándose
Vi bengalas que impactaron al dron que vigilaba a la masa
Vi gente que rociaba con bicarbonato los rostros de los [manifestantes
Vi marcianos bailando breakdance, marcianos en bicicleta y [patines
Vi gente abultada por conseguir un panfleto, cuando antes lo [evitaban
Vi gente rayando consignas en cartones rescatados de la basura
Vi niños blandiendo pistolas de globos, vi bebés en fulares
Vi señoras haciendo saumerios entre el humo de lacrimógena
Vi gente sobre sus mat meditando en medio del caos
Vi basureros repletos y gente rociando cloro en los meaderos
Vi un ejército de volantines tomándose un cielo rojo
Vi a la Vilka ofreciéndole arroz a un ejército vietnamita
Vi a Gómez, vi a Azúa, vi a Mario, vi a Ninfa, a la Karo
Vi a Alfonso transmitiendo por radio a un costado de una barricada
Vi cómo intentaba sintonizar la banda sonora de los rebeldes
Vi la 210 tomada por un piño de payasos incorruptos
Vi masas troqueladas de humo, vi un rojo atardecer
Vi el puente Pío Nono como una enorme oruga
Vi hospitales improvisados con olor a marihuana en sus frontis
Vi a los foodtruck multiplicar el pan y a mi ojo en sangre
Vi bonobones con veneno masticados x los pacos
Vi un árbol orinado tantas veces que le crecieron latas de
[cerveza como frutos
Vi caer a los helicópteros en hoyos negros que les chupaban
[el ruido
Vi gente muerta protestando
LOS CÍCLOPES
Ya van dos semanas que los cíclopes
pululan por las calles
ven las aún llameantes sombras de las barricadas
y por efecto de las bombas
lloran por su único ojo
y aunque sea con el ojo único
―su cuota a favor de la visión
su trecho ante la ceguera absoluta―
leen con monóculo las declaraciones
de ministros en práctica ensañados
por el orden público y la verborrea
o de periodistas mitómanos profesos
en malversación de info y mala fama
La paz de los ojos pareados ―doble
paz que al parecer es lo único
que los desvela, sin cerrar un ojo―
es el rubro de los capitalistas
(dicen que poco menos del 1% de la población)
dedicados a criar cuervos y soltarlos
montaña abajo al calor de las masas
de poblaciones donde los cíclopes
ahora preparan el desayuno
y ven tan solo la circunferencia de la taza
y su humeante vapor
que cubre su único ojo
del que brotan lágrimas
POESIA DE USO
los camarógrafos tenían la orden
de que en el caos de los disturbios
enfocaran el cielo
Farocki
la idea es hacer postales incendiarias
la imagen es política
la bandera enorme del frontis de la moneda
[en llamas
cosas fotografiables
exportables
como el negro matapacos en el subte
de nueva york saltando torniquetes
boleadoras con pintura roja
impactando el frontis de la moneda
sangre instantánea
algo fotografiable
la imagen política
más que nunca
con las horas de registro
de abuso policial militar
información irreprochable
la idea es hacer postales incendiarias
LA SED VERDADERA
para Dotes
Si estuvieras vivo a dónde irías?
En octubre del 19, a dónde?
Al frente de batalla sin titubear
El desacato lo tomabas por lógica
Y la intolerancia ante la ley del patrón
Los muros de Chile hubiesen sido tuyos
Todos los muros de Chile, todos los muros
Toda la rabia que rumiaste en la mente callada
La hubieses pintado con la caligrafía
De los indignados en puentes y paraderos
en los mols, las farmacias, los hospitales
las comisarías, pq la policía te importaba una raja
De haber estado aquí conmigo, Dotes
En la revolución de octubre,
tu corazón en un horno habría recibido
esa bocanada de aire que tanto anheló
Ante tanto ahogo, tanta frustración
Adolescente, la única sed verdadera
Hubiésemos llorado el gas de las lacris
Y rociado nuestros rostros con bicarbonato
Y gritado paco conchetumare a coro
Y roto las veredas para hacer peñascos
para herir a guanacos y zorrillos
Y fumado el pito en la retaguardia
Que tanto te gustaba, volao ql,
Para coger oxígeno y sosiego y seguir
Y seguir por ti, hermano
Que espero lo puedas ver
Pq tenis la mansa panorámica
De esta vasta masa borboteante
Que clama por los que vienen
Y por los que fueron
Que clama también x ti, Dotes
WE ARE THREE
a Gustavo Gatica
qué manera de escuchar a los prisioneros
las orejas se repliegan como un ángel
las narices se congestionan de veneno
y ya no es solo un ojo, sino ambos
gente completamente ciega
a no cerrar los ojos, camaradas, aunque
me he sentido tan bien en sueños
he soñado tanto que ya no me reconozco
películas llenas de tramas laberínticas
algo que te sana y compensa
vamos amigo, trabajemos
perder la risa sería un error
el lloriqueo hoy se usa
como evasión elegante
sí, a ti te hablo, príncipe
de las entrelíneas
capeador de cara a caras
san jorgito gonzález
nuestro patrón y santa viole
te enjuician en las pulperías del paraíso
esa violencia hermosa de los poetas ilegales
y tú llorando y no haciendo nada
no sé si atribuirme o no el atentado
me llegó una carta por el correo temprano
en esa carta dicen que cayó preso mi hermano
que le dieron fiesta de palos
palos y esquirlas nos mamamos
pues los tres somos comunistas
con el favor de Ganesha y la Virgen
y uno de nosotros se suicidó
pero si nos preguntan: somos tres
PARA GLADYS MARIN
La Virgen Santísima irrumpe en Santiago
embarcada en una piragua
bajando por el Mapocho
Pregunta por los desaparecidos
Persigna a los perros
Los guarenes trepan por sus muslos
"Dónde están mis hijos", pregunta
rozando con sus dedos finos
las aguas turbias del afluente
Los helicópteros la asedian
como moscas enormes y desorientadas
"¿Dónde están mis hijos?", repite
"dónde están mis hijos, conchasdesumadre"
Los huérfanos bajo los puentes
se apresuran a abrazarla
"Mamita, dónde estabas
los pacos nos pegan y balean,
a las chiquillas las manosean
y se las violan"
"Mamita, no quiero que esto acabe,
quiero que se vayan"
Las guaguas trepan
como por una escalera
por sus costillas
tanteando con sus labios
los pezones para mamar
"¿Dónde están mis hijos?
¿Dónde? ¿Y sus ojos?
Qué cíclopes, qué mutilados"
La Virgen Santísima cruza Pío Nono
Grita nombres irreconocibles
mientras su halo se incendia
y su manto se empapa de fango
"¡Dónde están mis hijos
Dónde están mis hijos
Conchas de su madre!"
Dando paladas con su remo
en la orilla, la piragua encalla
Desciende a pies descalzos
Bordea el Cerro Huelén
El cerro de la desdicha
Quiere encarar a esa impostora
que corona la cima del San Cristóbal
la de yeso, la de mármol
la displicente, la mala madre
la que hizo de Chile un orfanato
RECAPITULACIÓN DE OJOS
Para Germán Carrasco
1
ojo x ojo, nos deben 200
el ojo entra en la luz y no al revés
el orzuelo de tu ojo
ojo con eso!
aquí con mi ojo biónico
que de tanto pico en el ojo
ya no quedó ni el pico
que el poeta menor de la antología
escribe en las puerta del baño
perdigones ignorantes y eternos
en el cuerpo que deviene ojo
y se torna miopísimo y opaco
hasta devenir prismático
y probablemente luego mirador
como dijo el gil Deleuze
Un ojo que deviene en jardín colgante
Y Pessoa, quien a su vez dijo: pensar
es como estar enfermo de los ojos.
En el viejo ojo de agua de Watanabe
esta vez tampoco hay imágenes definitivas.
asi que abandona tu arrogante lucidez y bebe.
2
He visto a los ojos a una ciega
para advertir un verso
en la cobertura de su catarata
A los ciegos se los mira a la boca
Ya nada hay que escrutar
en esas cavidades que acurrucan
órganos descompuestos
Membranas gelatinosas
así santuarios de virgen
así cavernas magallánicas
Yo leo con uno el otro lo cierro
Asi duele el izquierdo x la lectura
Historia de cíclopes en revolución
Perdigones que penetran pupilas
Impactos con bazukas en el iris
el brillo en los ojos de una bebé ciega
el ojo ausente de Robert Creeley
el ojo diseccionado de una vaca
el ojo extático de Antonio
los ojillos en el ojo de una mosca
la visión herbívora de un estrábico
el ojo distorsionado de Colin Hay
las cataratas en el ojo del perro
el ojo rebelde de Carlos Layer
la ceguera de Homero y de Borges
y un largo etcétera de oftalmológicas
3
Nos despedimos mediante el viejo truco de alejarse
todo a lo largo, todo nuestro amor al horizonte
o, digamos, en San Diego con Alameda
todos enbandanados insultando pacos
o más bien con mera merísima dolencia,
digamos, la distancia entre la bala y el ojo,
el ojo y la mirada, y la ciudad y lo lejos,
desazón de un idioma que según se aleja
muestra el intrincado mapa de tu ojo
como las líneas del metro o de la mano
o un ramillete rojo sobre blanco
venillas que cubren su corteza
y que las gitanas no se atreven a leer
Las gotas de suero empapando
los globos ocultares, poco y nada
en el maquillado de pestañas rojas
de la muchacha de la jota baleada,
en el quejido del zorzal desplumado,
en la textura ciega de una larva en su boca.
ALL COPS ARE BASTARDS AND FALOPEROS
toneladas de arroz
sepultando vietnamitas
la venganza es verde
el olor a napalm por la mañana
nuestro pan tostado
estamos más duros que el sacsahuamán
más duros que charchazo de transformer
(éste se lo copié a juan)
jamás habíamos jalado tanta hipotenusa
de fina cristalería, sin alimento y sin culiar
Ya no sabemos si estamos jugando al call of duty
O matando a gente de carne y hueso y órganos
Alucinamos con los proyectiles entrando en sus cuerpos
Y su no menos espectacular brote de sangre y víscera
Nuestros superiores andan como palo
pero sus rostros incólumes al momento de declarar
nos llenan de orgullo
Es que la falopa es disimulable
He allí su elegancia
Creemos que el humano es malo por naturaleza
y que debe ser reprimido como también reducido
y que para llevar a cabo esa misión no podemos
no contar con aquel estimulante que exacerbe
el odio a nuestra propia clase a la propia raza
porque fue Mi General el que introdujo
su nariz en las noveles poblaciones
cuando se repartieron los equipos
Narcotráfico y Milicia
el duelo eterno entre familias
una especie de Sicilia a una legua del centro
Y se armó la guerra de los iguales
La guerra del lumpen contra el lumpen
“A ese, a ese que se parece a ti, a ese dispárale”
LA PURGA
ciertos "intelectuales" se acomodan en sus bibliotecas de ébano, con su cajita de clonazepam a mano (de 2 mg), el escritorio repoblado de tazas tiznadas por la cantidad de café ingerido en cuatro semanas, cementerios de colillas y un olor a nicotina y filtro quemado, con el aullido de sirenas y bazukasos en las calles, con los pacos disparando a los ojos y matando gente; pero ellos se sientan a leer a Cioran, a leer a Benjamin, a leer a Sorel, incluso otros a leer a Sartre (a Sartre po güeón!), parece repetirse esta misma escena pedorra a lo Barton Fink en varios barrios del sector oriente o cascos históricos (que son su medioambiente por antonomasia), mientras hay otra gente "de baja estofa" (ellos piensan) que sale a la calle a dar cara, a comerse el humo, y a no dejar que se extingan las barricadas; a quienes denominan vándalos, neuróticos, iracundos. O sea, gente con más sangre en el corazón que en el cerebro. Tengo la fe infinita en que este reacomodamiento de placas nos ofrecerá no muy luego (no hay que ser tan ansioso) el medioambiente adecuado para una vida sana, para una vida decente, para una vida sin angustia. En el intelecto también se filtra el miedo, y se ha visto tanto intelectual cagado de susto escribiendo berrinches que no son ni un paso adelante ni uno atrás, sino un trágame tierra intempestivo. Los libros de Carlos Peña repentinamente dejaron de venderse, no tuve ni siquiera la necesidad de devolverlos a sus estantes y dejar de exhibirlos (soy librero). Lo verdaderamente infame es que detentan tanta tribuna pero se la echan hablando puras cabezas de pescado. Y se les nota: lo único que anhelan con ganas es volver a la "normalidad" para sentarse en su escritorio de ébano, con su cajita de clonazepam (pero del 0,5), a beber café y a leer a Cioran. Nada en ellos es proclive de ser utilizado en este tipo de circunstancias sociales. Son cuerpos sin órganos, un puro cerebro inútil y angustiado.
YA HABRÁ TIEMPO PARA MÚSICA DOCTA
He visto los cerebros más áridos de mi generación
llorando por un mcdonalds incendiado
por un papa johns, por un fashion park
por los gimnasios que ya no abren a las 6
por la suspensión de la teletón
por la suspensión de la gala de viña
por la apec y la cop25, por greta thunberg
He visto a los cerebros saqueados de mi generación
abrazando pacos y regalando juguitos en caja a los
[milicos
Los he visto emocionarse con el lloriqueo de mario [croisverguer
con el lloriqueo de luchito jara, con el berrinche de kike [morandé
He visto a los cerebros marchitos de mi generación
opinando en base a reportajes de noticiarios y de paso
pegándole bates en la nuca a manifestantes pacíficos
o atropellando a los capuchas negras en las barricadas
He visto gringos (ojo Ginsberg) disparando a mansalva
en las playas de Chile, en los acantilados de Chile
y he visto a los canutos acuartelar al ejército de dios
y he visto alcaldes huir por las calles de sus comunas
con el afán demente de retornar a ese oasis sin agua
He visto los cerebros deshidratados de mi generación
negando delitos, viendo comunistas muertos y del MIR
Viendo de aviones descender a cubanos en paracaídas
He visto los cerebros más arrugados y desabridos de la
[nación
calzarse chalecos amarillos y chupar fusiles con alevosía
porque la derecha fracasó porque la derecha fracasó
porque la derecha fracasó porque la derecha fracasó
SAMPLEO URGENTE DE UN POEMA DE RAÚL RUÍZ
Vemos docus ochenteros rumanos sin subtítulos
Escuchando viejas canciones punk rock
Comemos tequeños y arepas
Rimando rabias con rímel
Miel con mal de ojo x ojo
Entre el ajetreo de caravanas fúnebres
Bengalas y miguelitos
Estrategias de los bajos fondos
Y los alzamientos tutelares
Brasas en el escozor de las siluetas
Letras enfiladas de actas burocráticas
Subtítulos en itálica Mala ortografía
Y de pronto balazo, la Cruz Roja
Enfermeros en práctica extirpando
postones de las sienes y los ojos
La avara luma castigando rebeldes
en una anfiteatro de celulares
que graban, registran, dan fe.
ANSIOLÍTICOS Y RÚCULA
Son las tres de la mañana
y no me quedan ni dedos
ni letras en la obsolescencia
de este teclado Toshiba
Tan solo la transcripción
del canto de los zorzales
que se acurrucan en las
afueras de mi ventana
por pura desorientación
pues deberían hacerlo
a eso de las siete
Ya que no voy a dormir
profundamente esta noche
Ya que no hay alprazolam
y que el miedo se me hincha
voy a leer algo de Cucurto
y fumar bosques de maría
Me fumaría una araucaria
Fabián Casas poetizó eso
beber poco y el insomnio
El uso del clona el prozac
como estrategia política
marcial contra el capital
y la Symborska tiene otro
muy bello, una apología
una defensa del veneno
de los hipersensibles
“Sé enfrentarte a la desgracia
A soportar las malas noticias”,
le susurran las pastillas a la polaca
SOBRE EL PROCEDIMIENTO
Escribir en el cel es más piola que con cuaderno y lápiz bic. Pasas por alguien que revisa el guasap o cualquier cosa. En cambio lo otro es raro. Pasas o por etnógrafo o por poeta. Algo romantizado hasta el hartazgo. Escribir en bares y fuentes de soda a mano puede ser un poco más cómodo. Se permiten allí este tipo de comportamientos poco usuales. Una vez con Moise bajamos a un bar en la Echaurren, el Suecia o el Suiza, no recuerdo. Una multitud de homeless en completo silencio miraban ghost, la sombra del amor, por canal trece, en grandes eventos, en una tele de veintisiete pulgadas empotrada a unos fierros en un alto rincón. Ese silencio era sagrado. Todos borrachos, mirando atentamente a patrick shuais correrle mano a la demi mur en clave angelical. Pedimos porotos con cuero de chancho y vino, que era lo único que había. Del blanco también. Dicen que el vino blanco es el aullido del hígado, el cisne que se desmaya para reventarse. El vino blanco es el agua mortuoria. Lo que beben los alcohólicos desahuciados. Y como éramos unos
niños, nos servimos tinto y sacamos los libros que llevábamos entonces en nuestras mochilas, uno era de nitche. Por eso partió la conversación. Nuestros contertulios eran dos, uno robusto, contextura de camionero y el otro un anciano de dudosa juventud, quien era el que más hablaba. El camionero dijo conocer a nitche y se sumergió en una reflexión muy extraña que
acabó en un silencio patético. Me puse a escribir y jamás me preguntaron qué es lo que yo hacía con una libreta y una lapicera. El anciano joven entonces se lanzó a cotorrear sin chance de interrupción. El camionero dibujó en mi libreta unas caricaturas bastante grotescas. Recuerdo haber escrito dos frases en toda la noche. Dos frases como de nieve.
LLORAR EN AÑO NUEVO
Rugido de sirenas, pitidos, humo y olor a carne asada, sonido de latas que se abren y la tremenda estridencia de un país en plena conmoción. En este día se celebra una resaca cuyas escenas psicóticas y lagunas mentales aún generan despecho y acidez. Voy caminando por Santa Rosa, solo y desesperado.
No veo nada ante mí...ninguna esperanza. Todo ha terminado, nada quiere reiniciarse. ¿Balances? Después de tantos años, intensos a pesar de todo, laboriosos a pesar de nada...¿quién chucha soy? Un librero cansado por nueve horas laborales estrictas, cuyas pretensiones de escribir se ven entorpecidas por la eterna doméstica e insistente vida civil. No puedo escribir sino este estado de feisbuc. Todo se fue a la mierda debido a que día tras día, durante nueve horas, realizo el asesinato de mi propio tiempo. Dediqué tantos esfuerzos a la lit y ella hoy día no es capaz de asegurarme un mínimo de independencia material, ja! como si eso fuera posible.
¿A quién debo culpar? ¿A Chile? ¿A los hombres? Pero cuántos existen cuyo zorronaje y aplastamiento es aún peor. Mi mala suerte se debió a que de donde provengo no se leía ni un libro y a que mi antejardín era un yacimiento de mineral casi vacío al que insistían en dinamitar todos los días a las cinco. Estoy tan desprovisto de casa al punto como si ya no habitara en la tierra sino en los intersticios de las cosas, como una bacteria.
Epílogo por Germán Carrasco
Siempre sospecho cuando se habla de poesía y sanación quizás porque pienso que se trata de alguna ñoñería del tipo new age. Para alguien que cree en la alegría del acto escritural y en alguna posibilidad de comunicación no resulta atractivo el tipo de escritor que exorciza sus demonios en la página. Eso de purgar en la página para quedar liviano de cuerpo siempre me pareció injusto. Es como comerse los pecados y sobras psíquicas del escritor. Este no es el caso, en estos poemas desaforados, cualquieristas y circunstanciales, el que escribe hace partícipe al lector de una fiesta. Si hay purga, estamos en estos poemas invitados a ella, a celebrar la incineración de los demonios en una fogata y encender ahí nuestros cigarrillos.
Si el gobierno decreta estados de excepción, la poesía también decreta un estado de excepción de la palabra orgiástica, liberadora y sanadora. En este estado de excepción, la poesía tiene libertad total. Se promulga esto en un país de censores, conserjes y editores―policías.
Decretemos entonces la libertad de celebración, de la liberante chuchada, del cualquierismo, de carnaval, de la palabra espontánea y desencorsetada. La danza de la palabra, la danza macabra, la consciencia de la inminencia de la muerte que nos hace vivir la vida con intensidad y a escribir con alegría. Basta de corregir e intentar un bel canto que en estos momentos históricos resulta tan obsceno y despistado como un pendejo de Facultad hablando de métrica con tanta pompa que el mismo Lope o Quevedo se habrían cagado de risa en su cara.
No estamos entonces ante el informe clínico de quien exorciza sus demonios en la página quedando él libre de polvo y paja. Imaginaba el juego de la pinta en donde el que escribe transmite una quema, una maldición y enfermedad al que leyera. Creo que estos poemas son una sanación porque se escribieron con un doloroso sentido del humor. Y porque en vez de quemar ―como en los juegos infantiles― al lector con sus demonios, ofrece más bien una buena dosis de humor, negro y del otro.
Los hechos de octubre y noviembre modificaron y deformaron la letra de todos quienes habitan en esta perdida esquina de la galaxia. Y al que no le cambió la letra es porque nunca ha entendido nada de nada.
(Sebastián Diez Cáceres (Calama, 1988) Escritor y librero. Ha publicado Primavera y demolición (2019, autoedición), suerte de crónica en verso del estallido de octubre, además de ensayos y poemas en diversas revistas latinoamericanas y estadunidenses.)